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El objetivo de este escrito es que consigamos entender la grandeza de la naturaleza empezando por los más pequeños, los microorganismos.

Desde los trabajos realizados por Eshel Ben Jacob de la Universidad de Tel Aviv con la bacteria paenibacillus vortex y sus inteligentes comportamientos sociales, hasta los trabajos de altruismo bacteriano de Jan-Ulrich Kreft, nos encontramos con varios casos en la naturaleza en los que podemos hablar de la inteligencia de diferentes especies de microorganismos.

Hoy vamos a hablar de un ser dentro del reino protista. Es un moho mucilaginoso llamado physarum polycephalum. Recientemente los investigadores le han otorgado una gran importancia ya que han descubierto que es capaz de resolver ciertos problemas mejor que los ingenieros más capacitados.

En el año 2001 Toshiyuki Nakagaki publico los resultados de su trabajo en el artículo “Smart behavior of true slime mold in a labyrinth”. Tal y como se observa en la foto, distribuyó uniformemente el moho physarum polycephalum en un laberinto con base de agar (sustrato utilizado para reproducir hongos). Al poner copos de avena en los finales del laberinto observo como el moho se retiraba de todos los puntos del laberinto excepto del camino más corto que unía su alimento, los copos de avena (AG en la foto).

Tras estos resultados, Atsushi Tero et al. en la Universidad de Kyushu propusieron un experimento más ambicioso que se publicó en el artículo “Rules for biologically inspired adaptive network design,” Science, enero 2010. Crearon un mapa de Tokyo y pusieron una fuente de alimento en los lugares correspondientes a las paradas de metro de las grandes ciudades (36 lugares) y colocaron al protozoo en la estación central, Tokyo. El physarum se fue desplegando abarcando todo el mapa y finalmente se retiro de todos los puntos excepto de ciertas conexiones entre estaciones de metro. De las miles de interconexiones posibles, el physarum solo mantuvo alguna de ellas. Se ha observado que el resultado que el physarum consiguió en 26 horas es muy similar a la red actual. Los investigadores han desarrollado un algoritmo para optimizar redes basado en el comportamiento del physarum. Ya se han hecho pruebas en diferentes países, incluido España. Hay varias pruebas en las que el diseño realizado por el physarum han sido incluso más eficientes que las diseñadas por los ingenieros.

Una vez más tenemos que rendirnos a la sabiduría que hay en la naturaleza. La agricultura en muchos casos olvida las leyes que rigen la vida y fuerza ese ritmo en lugar de adaptarlo o dirigirlo.

Como dijo Massimo Venturi “quien contempla descubre”. Tendremos que dedicar más tiempo a parar y observar para poder descifrar los mensajes y lenguajes de la naturaleza.

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